Marta Agraz, Directora de Comunicación del CAFBL
Si tienes humedades en casa, no te preocupes. Las humedades son uno de los problemas más comunes en las viviendas y lo más importante es saber cómo actuar cuando detectas una para evitar daños más graves.
¿Qué son las humedades y de dónde vienen?
Cuando encuentras una mancha de humedad o una pared que «suda», lo que pasa es que ha entrado agua donde no debería estar. Las causas pueden ser diversas, pero generalmente se agrupan en cuatro tipos principales:
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Capilaridad: El agua sube por los poros de los materiales desde el terreno, a menudo por falta de impermeabilización o materiales no adecuados para respirar. Normalmente, aparecen en garajes y plantas bajas y pueden deteriorar los muros.
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Filtración: El agua entra desde el exterior por cubiertas, fachadas o muros en mal estado, o incluso desde otras estancias del mismo edificio con presencia de agua. Los efectos son visibles en forma de manchas. Así que, si tienes una mancha y llueve, probablemente sea una filtración.
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Fuga: Proviene de una pérdida de agua de las instalaciones internas del edificio. Según la forma de la mancha, no siempre es fácil distinguir si proviene de una filtración o de una fuga.
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Condensación: El vapor de agua del ambiente se condensa en superficies frías, generando manchas y, a menudo, moho. Se origina habitualmente por falta de ventilación o por puentes térmicos en estructuras. Es típico verlo en el baño, cocina o alrededor de ventanas.
¿Qué puedo hacer en casa si tengo humedades?
La solución de las humedades requiere un diagnóstico previo: antes de cualquier intervención, hay que localizar el origen exacto del agua. Recomendamos no aplicar ninguna solución genérica, ya que cada caso puede ser diferente.
Algunas recomendaciones si tienes una humedad o para evitar tenerla:
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Localiza el origen del agua: Fíjate bien de dónde viene la mancha. Si no puedes saberlo, consulta a un profesional antes de hacer nada, porque el tratamiento depende mucho de eso.
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Detén la causa: Una vez detectado el foco (tubería, filtración, mala ventilación…), hay que reparar para impedir que el agua siga entrando (impermeabilización, mejora de ventilación, reparación de instalaciones).
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Ventila cada día: Abre ventanas al menos 10 minutos al día. La ventilación es el método más rápido y económico para combatir la condensación.
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Evita secar ropa dentro y tapa siempre las ollas cuando cocines. Esto genera menos vapor de agua.
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Mejora el aislamiento: Si el problema está en techos, paredes o ventanas, quizá sea necesario pensar en mejorar el aislamiento térmico o reparar grietas.
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Utiliza deshumidificadores o absorbentes: Son útiles en espacios poco ventilados o con humedad persistente, como baños o trasteros.
¿Quién debe pagar la reparación y hay ayudas?
La responsabilidad de reparar suele recaer en quien genera el desperfecto, según la normativa vigente. Algunas humedades, como la freática o por capilaridad en muros comunes, pueden ser responsabilidad comunitaria. En caso de que la causa sea externa, como una fuga de una instalación comunitaria, corresponderá a la comunidad de propietarios asumir el coste.
Existen ayudas públicas para la rehabilitación que pueden cubrir parte de los gastos en determinados supuestos. Consulta siempre al administrador de fincas para aclarar quién debe hacerse cargo de los costos y para informarte sobre posibles ayudas públicas para obras de rehabilitación.
La prevención es la mejor solución
La prevención y el mantenimiento regular de las instalaciones, una buena ventilación, la vigilancia de eventuales manchas y acudir a profesionales cualificados son indispensables para proteger tu vivienda.
Recuerda: si no tienes claro el origen, antes de gastar dinero en «parches rápidos», contacta con un profesional. Detectar y detener la causa te hará ahorrar dinero y dolores de cabeza a largo plazo.