Carlos Argila, técnico de comunicación del CAFBL
«Winter is coming», advertía Ned Stark en Juego de Tronos. Esta mítica frase nos recuerda que, inevitablemente, y a pesar del cambio climático, el frío siempre llega a nuestros hogares. Por suerte, el invierno no es tan temible como en el Norte, pero sí lo bastante riguroso como para que valga la pena prepararnos. Uno de los primeros pasos para hacerlo es poner a punto la calefacción antes de que el termómetro empiece a bajar de verdad. Sí, aún más.
Desde el Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona-Lleida, recordamos que la mayoría de problemas aparecen justo al principio de la temporada, después de meses de inactividad. Por eso, actuar con previsión es la mejor herramienta.
La revisión general es el punto de partida
Calderas, radiadores, suelo radiante, bombas de calor… todos los sistemas agradecen una revisión profesional antes de ponerse en marcha. Los técnicos especializados detectan desgastes e incidencias pequeñas como fugas, problemas de combustión o de presión que pueden pasar desapercibidos a simple vista.
Además, las calderas de gas deben pasar una revisión obligatoria anual, una garantía no solo de buen funcionamiento, sino también de seguridad.
El modo invierno, un detalle que a menudo se olvida
Muchas calderas tienen un selector específico que activa el circuito de calefacción cuando vuelven las bajas temperaturas. Es el conocido “modo invierno”, normalmente representado con el dibujo de un radiador. Si la caldera se ha mantenido en modo verano para producir solo agua caliente, es imprescindible activar este cambio para que el sistema responda cuando sea necesario.
La presión, el indicador que dice más de lo que parece
Uno de los gestos más sencillos, y a menudo más olvidados, es comprobar la presión del circuito. El rango ideal se sitúa entre 1 y 1,5 bares.
Si es inferior, el sistema no calentará lo suficiente, y si es superior, pueden aparecer fallos o activarse mecanismos de seguridad. Ajustarla es tan simple como utilizar la llave de carga del circuito, siempre siguiendo una regla que nunca debe pasarse por alto, no superar los 2 bares.
Radiadores, llaves abiertas y aire fuera
Antes de poner en marcha la calefacción, hay que verificar que las válvulas de los radiadores están abiertas y permiten el paso del agua. En verano es habitual cerrarlas por ahorro o mantenimiento, y luego olvidarse de ello.
Una vez revisadas, llega el momento de la tarea más conocida, pero igualmente imprescindible, purgar los radiadores. El aire acumulado durante los meses de calor hace que algunas zonas no se calienten, provoca ruidos y genera un consumo innecesario.
El proceso es sencillo. Debes abrir el purgador, dejar salir el aire hasta que el chorro de agua sea constante y repetir el procedimiento en todos los radiadores. Al finalizar, vuelve a revisar la presión de la caldera.
El termostato, el cerebro al que hay que escuchar
El termostato regula cuándo debe encenderse la caldera y cuándo debe detenerse. Una prueba rápida confirma si responde correctamente. Para ello, basta con subir la temperatura para ver si el sistema se activa y bajarla para comprobar que se detiene.
Para las viviendas con termostatos programables o inteligentes, este es un buen momento para ajustar horarios y temperaturas. Una configuración cuidadosa puede tener un impacto notable en el consumo.
Salas de calderas limpias y ventiladas
En el caso de instalaciones ubicadas en espacios cerrados, como las salas de calderas comunitarias, es necesario mantener una ventilación adecuada y evitar convertir estos espacios en almacenes improvisados. El polvo y los objetos acumulados pueden interferir en la seguridad y el rendimiento de los equipos.
Prevención, la mejor inversión
Cada invierno se repite el mismo escenario, con muchas averías que aparecen justo cuando se enciende la calefacción por primera vez. Un mantenimiento preventivo, realizado antes de que el frío se instale definitivamente, reduce de manera significativa las posibilidades de fallos y alarga la vida útil de la instalación.
Un invierno más tranquilo
Preparar la calefacción con antelación no es solo una cuestión de confort, también es una decisión inteligente para ahorrar energía, evitar imprevistos y garantizar la seguridad del hogar o de la comunidad.
Con unos cuantos pasos sencillos y el apoyo de profesionales acreditados, el sistema puede funcionar de manera eficiente durante toda la temporada.
Desde el Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona-Lleida, invitamos a todas las comunidades y propietarios a revisar sus instalaciones antes de que llegue el frío. La mejor manera de afrontar el invierno es, sencillamente, estar preparados.